Miguel Cabrera recibió el aplauso de todos en el Día de la
Chinita, incluyendo el aplauso del propio Luis Aparicio, y las Águilas dejaron
en el terreno a los Tiburones, para mayor fiesta de la zulianidad
Luis Aparicio “El Grande de Maracaibo”, y una decena de personas comenzó a
correr a su lado, sobre las tribunas, tratando de ver de cerca a los dos
personajes que allí venían.
home, con una mascota en la mano izquierda. No quería que ningún otro tuviera
el privilegio de recibir el primer pitcheo ceremonial.
férreo dispositivo de seguridad, que aisló a la prensa en un corral, pero no a
los asomados ni a los urgidos de tocar con sus manos las estrellas.
levantar sobre su cabeza el Premio Luis Aparicio. El trofeo que cada año
distingue al mejor pelotero de las grandes ligas no ha podido tener un
destinatario más notable.
Aparicio, puesto en la disyuntiva de decir si la dimensión del aragüeño ya
supera su propio legado. “¿Quién más ha ganado la Triple Corona? ¿Quién es el
Jugador Más Valioso? Así que soy yo el que pregunto, ¿quién puede ser el
mejor?”.
ligas acompañó en todo momento a su heredero. Nunca se le había visto tan
bajito al lado de un gigantón como Cabrera. Pero el jonronero tiene claro que
la estatura de una figura no se mide en centímetros, sino en legado.
nosotros”, repitió a lo largo del fin de semana, señalando con reverencia al
“Pequeño Louie”.
mañana, cuando el vetusto automóvil dio un giro a la derecha y pasó sobre el
bullpen aguilucho. El locutor interno cubría de loas al toletero, mientras la
pantalla del left mostraba imágenes del antesalista y de sus cinco compatriotas
con menciones honoríficas, ausentes en esta ocasión: Félix Hernández, Johan
Santana, Omar Vizquel, Marco Scutaro y Pablo Sandoval.
Valioso de Miguel fue el cierre perfecto”, exclamó Mikel Pérez, creador del
galardón, que se entrega todos los años desde 2004.
Cabrera, en medio del tumulto y del calor. “Volver a ganar el premio no le
quita emoción. Todos las veces ha sido emocionante”.
había hecho en temporadas consecutivas. Y ninguno llegó a la tradicional
ceremonia del Día de la Chinita con tantos trofeos a cuestas.
capítulo Detroit; el Bate de Plata, el Players Choice Award, el Más Valioso y
ayer el Luis Aparicio.
últimos tres meses fueron duros, de mucha presión”.
está en su hora más alta. Ayer, algunos marabinos dejaron en casa la camisa o
la gorra de las Águilas para ponerse la franela con la foto del toletero o una
gorra de Detroit.
Miguel Cabrera viajó a Caracas en la tarde. Permanecerá
una semana más en Venezuela, cumpliendo compromisos promocionales y echando las
bases para la fundación con que espera apoyar el beisbol menor
Chinita
clásico de la pelota zuliana, que emociona a los marabinos desde los tiempos
del Gavilanes, Rapiños y Pastora.
Esta vez le tocó a Gerardo Parra ser el héroe,
con un cuadrangular de dos carreras que dejó en el terreno a los Tiburones y le
dio el triunfo a las Águilas, en el estadio Luis Aparicio.
“Esto es una
bendición de la Chinita”, declaró Parra, después del encuentro. “Es más
emocionante que ganar el Guante de Oro o el primer jonrón que di en las grandes
ligas”.
Ernesto Mejía, que dejó en el terreno hace un año a los Bravos, el
último 18 de noviembre, igualó las acciones en el séptimo con otro bambinazo de
dos rayitas.
Cuatro vuelacercas de los escualos, incluyendo dos de Salvador
Pérez, habían puesto arriba a los salados, 7 por 5. El grito de 19.644 personas
atronó el parque con el último cohetón del día.
“Salí a buscar una recta”, dijo
Parra, “y le di bien”.