EL EMERGENTE
Por Ignacio Serrano
Yohan Pino ya no es el pitcher que llegó a las Grandes Ligas con los Reales de Kansas City, uno de los últimos brazos activos y efectivos entre los que ayudaron a construir la Dinastía de los Tigres de Aragua. ¿No es un tremendismo que una parte de la afición lamente su salida de los Navegantes del Magallanes?
No. Pino ganó el Premio Carrao Bracho al Pitcher del Año de la temporada 2019-2020 y eso resulta hace relativamente poco. Y aunque pasa de los 36 años de edad, parece cortado con la misma tijera de Freddy García, el súper veterano que dominó en Venezuela hasta su último juego, ya cuarentón.
Así que vale la pena preguntarse: ¿pueden sobreponerse los turcos a la pérdida del veterano?
Pino fue cambiado este miércoles a las Águilas del Zulia. En su lugar llega a la nave otro antiguo bigleaguer, Arcenio León. Se trata de dos lanzadores con larga experiencia en la liga y notables hojas de servicio.
Son también monticulistas diferentes. Y en ese detalle está la clave de la transacción, no importa cuál equipo analicemos en este movimiento (hoy, por lo pronto, estamos con los turcos).
Es posible que los rapaces hayan pedido un nombre de peso para entregar a otro nombre de peso. Es lo habitual en este tipo de negociación. Al mismo tiempo, en Valencia cuentan con abundancia de candidatos para la rotación de abridores, lo que permitiría sacrificar a alguno de ellos para sumar el talento que se requiere.
Con el Magallanes permanecen Félix Doubront, Henderson Álvarez, Wilfredo Boscán, Robert Zárate, Iván Andueza y algunas otras piezas que posiblemente puedan estar disponibles incluso en caso de no levantarse el veto de la MLB. Hablo de tiradores como Emmanuel de Jesús, que recientemente se mostró –y se lució– con la Selección Nacional en sus dos intentos preolímpicos.
La profundidad de los eléctricos ya les permitió competir en la 2020-2021, a pesar de no contar con sus jugadores del beisbol organizado. Y tienen material para incluso pensar en una rotación exclusivamente venezolana, más allá de que puedan tratar de reforzarla con parte de la importación.
Pino, entre las caras más conocidas del club, posiblemente haya sido quien peor torneo tuvo en la justa pasada y es, sin duda, el de más edad. Apenas hizo 6 aperturas y su efectividad se acercó a los 6 puntos. Muy mal. Ahora que se prepara para una campaña en la que tendrá 37 años de nacido, es factible que en la nave se hayan dicho que este era el último tren para sacar algo provechoso a cambio de él.
Está bien todo eso, pero ¿es Arcenio León la pieza valiosa que puede fortalecer el bullpen de los azules, al costo de ceder a un lanzador emblemático en el circuito?
La pregunta no sobra. El ex grandeliga todavía tiene una recta de peso y sus 44 salvados le ponen entre los pitchers con más rescates en la LVBP en los últimos 11 años. Como Pino, viene de una mala cosecha –en su caso, con más de ocho puntos de efectividad– y trae un equipaje que puede ser incómodo.
León tiene nombre e historia. Es tres años menor que su colega, lo que le da una ventaja a los Navegantes. Lo malo es que, pese a buenas efectividades en algunos torneos recientes, arrastra ciertas estadísticas preocupantes que, por reiteradas, ya parecen tendencias.
Tiene tres temporadas seguidas con más de cinco bases por bolas por cada nueve innings. En el mismo período, ha recibido un hit o más por episodio. Su WHIP, en consecuencia, ha sido altísimo, de casi dos corredores en circulación por entrada, en un lapso que ya parece largo. Hablamos de una cuenta que comienza en octubre de 2018. No es poca cosa.
Esos no son los números que esperas ver en alguien que va a proteger tus ventajas, que va a lanzar en juegos pequeños. Así que el Magallanes está corriendo un riesgo claro: quiere dar profundidad a su bullpen y León puede llegar a ser un relevista muy incómodo para sus rivales, sí. Pero deberá dar al traste con las tendencias de los últimos tres años, para hacer que este cambio valga la pena, demostrando que todavía puede ser un apagafuegos capaz.
Siento ambas escuadra estaba cansado de cada picher fue la manera salir de ellos
El cambio se ve parejo