5 claves prueban que Eduardo Rodríguez es un verdadero as en la MLB

El venezolano Eduardo Rodríguez ha abierto cuatro juegos con los Medias Rojas de Boston este año en la MLB y su equipo ha ganado las cuatro veces. Es más, el zurdo tiene balance de 4-0 y lidera la Liga Americana en victorias.

Rodríguez es un as indiscutible para los amantes de la vieja escuela. Es un pitcher capaz de abrir cada cinco días en las Grandes Ligas y tiene el dominio suficiente –o la suerte– para parar las seguidillas de derrotas que eventualmente pueda sufrir su equipo.

Allí está el dato de sus últimos 61 juegos en las Ligas Mayores, contando desde 2018. La foja de los patirrojos en esos encuentros es nada menos que 49 y 12.

Es verdad que los dueños del Fenway Park tienen una ofensiva portentosa y han apoyado con multitud de batazos al zurdo de Valencia. Pero Rodríguez no es solo un tipo con suerte. Aunque su efectividad sea 3.52 y la media de la MLB sea 4.01, otros baremos en su hoja de servicio demuestran la calidad de su desempeño global.

Su control impecable. ¿Han visto cuántas bases por bolas ha entregado E-Rod en esta campaña? Solamente dos. En cuatro presentaciones y 23 entradas de recorrido únicamente ha concedido un boleto cada dos aperturas.

Eso es notable. Pero más notable resulta al compararlo con sus colegas. Porque Rodríguez es el líder de la Americana con apenas 0,8 transferencias por cada nueve actos, un registro que explica por qué a él y a Boston les ha ido tan bien.

No permite corredores en circulación. Su control está acompañado por la capacidad para evitar los imparables de sus contrincantes. El venezolano ha tolerado apenas 18 imparables en esta temporada, lo que, unido a su control, le tiene con 0.87 de WHIP.

Tan solo tres monticulistas (GerritCole, Tyler Glasnow y Mathew Boyd) lo han hecho mejor que Rodríguez hasta ahora en el joven circuito. Son los número uno de los Yanquis de Nueva York, Rays de Tampa Bay y Tigres de Detroit, como número uno es él en los Medias Rojas.

Su capacidad para sumar ponches. E-Rod tiene 10,2 abanicados por cada nueve tramos. Esa es una media estupenda. Apenas ocho abridores en la Americana muestran doble figura en este valioso departamento.

Cuando eso se une a su dominio sobre la zona de strike aparece el pitcher excepcional. Cole es el único serpentinero en su liga con más fusilados por cada pasaje gratis (16,67) que el carabobeño (13,00). Ambos son registros de élite en las Grandes Ligas. En ese club, sumando la Nacional, solo entran Walker Buehler y Jacob deGrom, los ases de los Dodgers de Los Ángeles y los Mets de Nueva York.

Su capacidad de supervivencia. Rodríguez lanza la mitad de las veces en Fenway Park, un escenario favorable a los bateadores. Pero cuando sale a la carretera, la mayor parte del tiempo debe trabajar en estadios ofensivos, los de la División Este del joven circuito (Yankee Stadium, Candem Yards, Tropicana Field y hasta el TD Ballpark de Dunedin, la sede transitoria de los Azulejos de Toronto; todos son polígonos de tiro).

En ese ambiente exhibe una efectividad ajustada de 123, es decir, 23 por ciento mejor que los demás pitchers de las Mayores. Pero es que junto a eso los rivales le batean para .209 de average, con .643 de OPS. Es temprano para decirlo, pero también es verdad: son los registros más bajos hasta ahora en su carrera.

Su consistencia. Cuando Rodríguez lanza, los Medias Rojas saltan al terreno con la confianza de saber que algo bueno puede pasar.

El venezolano acumula 32 presentaciones consecutivas de cinco innings o más, de acuerdo con Baseball Reference. Ha sido una garantía para sus compañeros del bullpen. El único pitcher activo en todo el beisbol con una seguidilla más larga es Shane Bieber, el ganador del Cy Young el año pasado, con 37.

El manager Alex Cora no miente cuando afirma que Rodríguez es un legítimo as. Y siempre queda el recurso de los tradicionalistas para aplaudir al zurdo: cuando E-Rod abre, Boston tiene 75 por ciento de posibilidades de llevarse la victoria. Sí, la analítica ofrece recursos más profundos que ese, pero ganar sigue siendo la obsesión en todos en los diamantes.

Y ganar parece más fácil cuando el venezolano trepa a la loma.