EL EMERGENTE. ¿Por qué perdió Cardenales?

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Foto Prensa Cardenales

EL EMERGENTE
Por Ignacio Serrano

La respuesta más evidente a la pregunta que da título a esta columna es bastante obvia: porque Caribes fue el mejor equipo del campeonato y lo demostró al ejecutar mejor en el campo de juego.
Anzoátegui pasó por momentos difíciles durante la temporada 2020-2021. Sufrió un frenazo en la ronda eliminatoria, coincidiendo con el despido del manager Jackson Melián, y estuvo a punto de perder su semifinal ante el Magallanes. Pero la tribu supo rehacerse y pegar más duro después de eso, clasificando cómodamente en la campaña regular y barriendo a turcos y pájaros rojos en los últimos seis encuentros.


Esta columna, sin embargo, no busca evaluar el recorrido de los orientales. Habrá tiempo para eso cuando termine la Serie del Caribe. El objetivo aquí es desentrañar qué pasó con la divisa que entre noviembre y enero tuvo la mejor efectividad colectiva y anotó más carreras en la sumatoria de las tres fases del campeonato, a pesar de lo cual, perdió la corona.
La diferencia básica con los indígenas es, en los hechos, que los aborígenes mostraron su mejor cara de toda la zafra precisamente en la final, mientras que Cardenales lució mejor en el último mes de 2020, no en la recta decisiva.
¿Por qué cambió tanto Lara? Porque lo visto en la semi contra los Tigres ya asomaba lo que podía venir: una ofensiva a la que le costó muchísimo carburar, especialmente en los primeros dos tercios de cada encuentro, y un pitcheo que había dejado de ser dominante, todo empeorado por algunos lapsus al campo.
El bateo podría ser señalado como uno de los culpables. Después de todo, la larga sequía sin carreras entre el primero y el tercer duelos resultó un clamor. Sin embargo, los occidentales fabricaron suficientes rayitas (13) como para haber ganado al menos el tercero y el cuarto de la final, en caso de haber mantenido su cuerpo de lanzadores ese ritmo marcado por una efectividad global de 3.45, la mejor en toda la LVBP por mucha diferencia, antes de la implosión.
Es verdad que faltaron brazos. Argenis Angulo no pudo llegar, debido al estatus de sus documentos en Estados Unidos; Máximo Castillo, Alejandro Requena y Luis Oviedo fueron parados por sus organizaciones en la pelota organizada, dejando al staff sin tres serpentineros consistentes; Elvis Escobar se lastimó el codo y finalmente Daniel Álvarez también se lesionó, luego de haberse ganado el derecho de lanzar el octavo inning. A ello se unió la salida transitoria de Williams Pérez, igualmente por problemas físicos.
A tales bajas se unió un rendimiento inesperadamente flojo de Wilking Rodríguez y el descenso progresivo que fue experimentando Leonel Campos. Pero ojo, que al momento de las definiciones ya nadie en el bullpen parecía garantizar tres outs seguidos.
Aquí hay un punto que debería ser parte de la planificación de los alados para la 2021-2022 y más allá. Es posible que proteger ventajas quedara en manos de muy pocos y que eso haya extenuado a esos pocos; pero también es posible que se hayan ido desgastando antes de tiempo, durante una extenuante eliminatoria.
Fueron muchos juegos en muy poco tiempo, por el número de días libres y la alta cantidad de carteleras dobles. Pero a eso se unió la exigencia de lanzar muchas veces en más de un episodio.
Pongamos el caso de Yapson Gómez. El zurdo fue el mejor apagafuegos de Cardenales en toda la eliminatoria. Casi la mitad de sus presentaciones fueron de cuatro outs o más. Pero eso no incluye las veces que sacó solo tres, pero en entradas distintas. No es lo mismo relevar en un inning, sin gente en base, y marcharse a las duchas, que hacerlo con el rancho ardiendo, retirar a uno o dos hombres, regresar en el siguiente acto y medirse con uno o dos más. Eso es mucho más exigente, física y mentalmente, sobre todo cuando se repite una y otra vez.
Esa es la manera habitual en que se administra un cuerpo de bomberos. Usas a tus pitchers en sus roles cuando toque usarlos. Solo que durante unos 15 años tuvimos en la LVBP a un Buddy Bailey demostrando con hechos que en el Caribe se pueden aplicar otros modos, sacando partido de eso.
Bailey nunca usaba a sus apagafuegos en días consecutivos, salvo que se apellidaran Moreno o Buttó. Una vez le pregunté por qué. La respuesta fue la misma que me dio cuando le interrogué sobre su impaciencia al manejar a los abridores. Voy a ponerla por partes:
  1. «Administrar a los pichers pensando primero en sus brazos, antes que en el resultado, hará que mi reputación ante la MLB se mantenga y sigan dándonos permiso para que lancen en Venezuela».
  2. «Los innings que ahorro entre octubre y diciembre serán innings fuertes, buenos, que me lancen en enero, que es cuando más nos importa».
  3. «Si traigo a los relevistas al empezar la entrada, con el inning limpio, trabajarán con menos esfuerzo y podrán meterse en problemas, sin que les anoten carreras. En cambio, si vienen con dos o tres hombres en circulación, cualquier hit que les den servirá para que nos anoten carreras».
Algo así decía Bailey, que aplicaba su decálogo con rigor y sin excepciones. Por eso, y porque su decálogo tenía sentido, ganó seis coronas y se metió en ocho finales.
Cuando más necesitaba Lara su arma principal de estos últimos años, esa que le diferenció de los demás en el último lustro, menos fuertes estaban sus bomberos. Yapson Gómez perdió control, Ricardo Gómez empezó a tirar lejos del home, Pedro Rodríguez comenzó a recibir imparables, Vicente Campos dejó de ser tan efectivo como era…
Eso llevó a que todos perdieran la confianza. La perdieron los serpentineros, la perdieron los aficionados y posiblemente la perdió el cuerpo técnico, lo que explica por qué varias veces el manager José Moreno prefirió darle un sexto inning a su abridor, para no seguir sobre exigiendo a los taponeros, con el resultado que ya conocemos.
¿Culpa de Moreno? Por supuesto que, como piloto, es el último responsable. Pero al mismo tiempo, ¿en qué proporción fue atándose de manos por las situaciones que iban presentándose? Lo que sí debe ser prioridad para los crepusculares es hallar el modo de que no se repita el proceso de desgaste sufrido por sus brazos. Y para eso es vital diseñar un plan que pueda aplicarse tanto si existe abundancia de monticulistas (la parte fácil) como si repentinamente ocurre una escasez.
Ojo, que no hace falta ir muy lejos para constatar que esta es una clave para ganar o perder. No olvidemos que el Caracas peleaba con Caribes el primer lugar de la División Central, gracias a un bullpen dominante, hasta que esos mismos pitchers se agotaron por la inconsistencia de una rotación que les obligó a buscar 18 outs en cada jornada, un exceso que los Leones pagaron con el último lugar, cuando sus taponeros ya no pudieron más.
Cardenales ganó la 2019-2020, a pesar de sufrir una crisis parecida. La llegada como adición de Wilking Rodríguez contribuyó a paliar el problema y la ofensiva no dejó de producir. Pero la recurrencia, y sobre todo este tropiezo, sugieren que toca planificar una ruta novedosa que permita mantener la fortaleza del pitcheo desde el Día Inaugural hasta el último out del torneo.
En el camino se pueden hallar otras razones que expliquen la caída. Los larenses se embasaron muchísimo, siempre, pero les faltó sumar extrabases. En un campeonato donde hubo pocos jonrones, les hizo gran falta el veterano Luis Jiménez, a quien la covid-19 mantuvo lejos del terreno.
Por estar tantas veces en circulación terminaron pisando el plato más que nadie. Pero también dejaron una miríada de corredores esperando remolque. Mientras los lanzadores dominaron, eso no importó. Cuando fallaron desde la lomita, el edificio se desmoronó.
¿Pudo ser Danry Vásquez la solución? Sí y no. Haberle tomado en lugar de Silvino Bracho quizás habría aportado algunos ansiados extrabases. Pero no se puede concluir esto sin admitir que la gran necesidad de los occidentales era conseguir que su staff pudiera al fin contener a los contrarios desde el morrito.
También hubo motivos circunstanciales. Henry Centeno estuvo muy por debajo de su nivel en sus tres salidas, especialmente las dos primeras, y eso agotó más a los relevistas. La decisión de ir con cinco abridores en la final, en lugar de poner a Logan Darnell de una vez en el bullpen, también pasó factura, al punto de que Williams Pérez nunca llegó a mostrarse en la serie crucial. Y aunque la oficina se movió como ninguna para dar profundidad al roster, desde adquirir a José Tábata y René Reyes, hasta conseguir la reaparición del grandeliga César Hernández, las lesiones fueron reduciendo el potencial de los defensores del título, terminando con la pérdida del cubano Yordanys Linares antes del último choque.
Para el trabajo de la gerencia, sin embargo, posiblemente importará más el gran paisaje que las pequeñas anécdotas. Y ese gran paisaje nos recuerda que los pájaros rojos lograron su bicampeonato gracias a una combinación de pitcheo y defensa que esta vez falló.
Sí, Caribes jugó mejor y supo ejecutar. Pero Cardenales no pudo ser Cardenales cuando más lo necesitó.
(Esta es la primera entrega de una serie que servirá para dar un vistazo a hecho en la 2020-2021 por los ocho equipos de la LVBP.)
Ignacio Serrano

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Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor. Escribo sobre beisbol desde 1985. Dirijo ElEmergente.com. Soy comentarista en el circuito radial del Cardenales de Lara y en Televen, tanto en las transmisiones de la LVBP como en la MLB. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

16 COMENTARIOS

  1. Un análisis muy puntual acerca de las razones por las cuales, el equipo Cardenales de Lara no pudo obtener el ansiado Tricampeonato.
    Sin embargo, yo me atrevería a señalar que también el ánimo y empuje del equipo disminuyó notablemente, al menos en los dos primeros juegos, siendo el segundo juego el que, a mi entender, sepultó a Cardenales. Y es que cuando entró Toledo a relevar con 3 en base y un sólo OUT, con Marval al bate para sentenciar la victoria, éste hizo un pésimo swing y bateó para un doble play fulminante. Este tipo de situaciones puede determinar, como en efecto lo hizo, el destino de una final.

  2. La nube negra con los refuerzos volvió a aparecer, los refuerzos no aportaron, nada o vas nada, a diferencia de Caribes y Tigres que cambiaron sus lineup en poderosos

  3. La gerencia debe moverse en el mercado o hacer lo posible de traer a Ravelo,si es en condición de criollo mucho mejor. La 1B debe ser cubierta por un verdadero jugador de fuerza, Marval maquillo una mala temporada en general con una semana muy buena que ayudo a sus números.
    Por lejos el 1B mas flojito de toda la temporada.
    El podra ayudar mucho pero como jugadorde diario no

  4. Bueno simplemente se encontraron un equipo q no paro de batear como fueron los Caribe de Anzoátegui, no hay excusa perdieron porq Se encontró un mejor Equipo.

  5. Si había debilidad con el pitcheo ,debieron reforzarse con Moscoso y no con centeno y a Márval por su bajo rendimiento había que sentarlo o bajarlo al octavo bate y no dejarlo de cuarto bate , también faltó lo que Ozzie Guillén llama el juego pequeño,es decir ,toque de bola ,bateo y corrido ,robo de bases ..

  6. Para un próximo comentario, cardenales debería buscar brazos fuertes abridores como relevista ya que cuentan en los jardines Tábata, Segovia, flores,cordero,el otro center field que vino de caribes que te dijo del infieles me gustaría que volviera ravelo

  7. Hubo muchos detalles acá explicados, creo que, sí Arcia no bateaban,hacía mucho más detrás del plato que lo que Quevedo podía ayudar con el bate; hubo mucho desgaste durante la temporada de los brazos relevos, además que ahí si culpó al manager, nunca estableció un Line up fijo, siempre lo cambiaba y eso no creo que sea bueno para que un equipo se engrane. Nos hace falta un coatch de pitcheo y cuidado si no también un coatch de bateo además de un nuevo manager.

  8. Otro aspecto importantísimo que se estuvo manifestando en los anteriores campeonatos en manos de Moreno, era el msj entreguista que daba el manager cuando se estaba en desventaja, al no mover la banca, a la terquedad de seguir repitiendo un lineup poco productivo y una corta y agotadora rotación de lanzadores;una inpaciente e incomprendida mania que tuvieron algunos bateadores de irse con el primer lanzamiento del pitcher contrario. A todo esto, se le suma la poca disciplina mostrada por algunos jugadores al ser impacientes en el Home, al no correr a primera por rolata inofensiva, por ejemplo.

  9. Excelente tu comentario Ignacio, lo de los lanzadores requiere un profundo analisis, si tu cuentas con 20 lanzadores en tu rosters activo, debes tener una buen planificacion en el uso de esos brazos y No sobreutilazar unos y otros No, es cuestion de orden y planificacion. Ya paso la temporada 20-21 y pensemos en la 21-22 si Yo tubiera que decidir, NO repetiria al picher Gomez, creo que ya su edad No esta bien para esta liga, repetiria a Linarez y buscaria recuperar a Ragel Ravelo o Alejandro DeAza Y LO DEL MANAGER como tendria que pensarlo, me gustaria darle oportunidad a Cesar Izturis o buscaria los servicios de Omar Lopez que esta libre en Venezuela. Saludos

  10. Ignacio, mi opinión es que acá hubo los mismos problemas de relación manager-jugadores que afectaron al equipo durante la primera final disputada con Caribes. A la final siguiente con Leones, eso estuvo ausente, pero ahora que volvio Moreno, ese virus nefasto que afecta a cualquier equipo apareció nuevamente. El equipo no tuvo ese aspecto de lucha como sucedió en la temporada 19-20, donde estaban jugadores que sudaron el uniforme bien sudado y que a la final dio como fruto el bicampeonato. Si nos vamos a las comparaciones, Ugueto con menos jugadores de cartel, por ahí en la jerga venezolana de los barrios se les dice esos son unos "loquitos jugando", pero esos jugadores lo alcanzaron y con un mánager sin experiencia, que al año siguiente con Aragua, logra lo mismo, porque criticaban que su lineup,que llegaba hasta el 6to turno y de allí para abajo no había vida, y estos bateadores, los de la parte baja, tuvieron inspiración y casi logran eliminar al Goliat que era Cardenales, pero a pesar de no lograrlo, si develaron que en el fondo, este equipo larense, del cual soy un seguidor muy fiel, de disfrutar y sufrir con triunfos y derrotas, acompañado de la narración del eterno Alfonso Saer y su pastillita con el recordado Rubén Mijares, tenía un gran flanco débil que afectó lo deportivo: entidad de equipo. La gerencia debe valorar bien más allá de lo deportivo, porque se pierde una serie deportivamente es muy validó, pero perderla con jugadores desanimados, eso es inaceptable.

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