Los Extrabases de Alfonso Saer. Bravos de Margarita, un equipo de cuidado

BRAVOS es el escuadrón más caliente del circuito. Hasta los juegos del viernes por la noche la banda insular tenía 121 anotaciones en 21 juegos. Todo ello contribuye a matizar ese interesante liderazgo de la divisa que comanda el ex careta Henry Blanco. Los margariteños, con average global sobre .300, solamente detrás de Caribes, también han mostrado mucha disciplina en el plato, al frente de los boletos negociados… EL joven Dennis Ortega, 23, es el baluarte de esta tórrida ofensiva. No ha detenido su implacable ataque desde el arranque y hasta el viernes estaba de tercero entre los mejores promedios cercano a los .400. Se trata de un pelotero que vio poca acción en dos años precedentes y ahora es el cuarto palo del grupo bravío. Ortega ha hecho una llave de lujo con David Rodríguez. Entre ambos suman pasan de cincuenta hits con casi 30 remolcadas, mientras en la parte alta de la alineación destaca Breyvic Valera, que le abre caminos a la dupla antes mencionada con detalles. Y hay más juventud en un sorprendente dominicano Eguy Rosario, quien solamente tiene 21 años y conecta para alto average,  sin los turnos suficientes para registrarse entre los promedios de avanzada. En fin, hay que andarse con cuidado a la hora de servirle envíos a estos enconados rivales de la isla, cuyo pitcheo no es una maravilla pero marcha entre los de arriba en la tabla respectiva. 

Hasta ahora, el certamen pinta como un paraíso para los bateadores, visto que solo Lara está por debajo de 4.00 en el vital departamento de los lanzadores. Los equipos ocupantes del sótano en ambas divisiones ofrecen una horrible cifra en efectividad. La Guaira muestra 5.79 y Zulia 6.28, eso hasta los juegos del viernes. Y quien no tiene los brazos suficientes para salir de escollos, menos alcanza a despegar de posiciones secundarias… Cardenales no descuida el departamento fundamental. Viene una arrolladora camada de tiradores que ya ha puesto en evidencia su talento. Luis Oviedo, dueño de una recta poderosa, tomado en regla 5 por los Piratas, no ha tolerado limpias y solo seis hits en 9.1 episodios. Muy bien se observa a Leonel Aponte, a quien en 8.1 capítulos apenas lo han rozado con un inatrapable y una rayita. Otro, recién llegado al club, Alejandro Requena, se hace presente con 6.1 tramos, tres indiscutibles y una rayita a cuestas. Un cuarto en esa nueva hornada es Máximo Castillo (2.38) de quien también se hablan primores. Esa cuarteta –y hay más– es un vistoso mostrador de la calidad existente en la sangre juvenil cardenalera. 

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Si Carlos Ascanio viviera –tendría hoy 102 años– se enteraría satisfecho y sorprendido que tiene status de grandeliga desde esta semana. «Terremoto» jugó en las Ligas Negras con los New York Black Yankees, en 1946, después de haberse forjado en la primera división criolla, y por ello es ficha grandeliga, porque MLB, a propósito del centenario de las ligas negras, ha decidido reconocer a todos sus integrantes como oficiales de alta jerarquía peloteril… Los medios radiales y televisivos restringen sus gastos hasta donde pueden. Muchos circuitos radiales no viajan a otras plazas y algunos ni siquiera transmiten en directo como locales. Nos explicamos, Magallanes no hace presencia en el parque valenciano, y Caracas tampoco acude con su plantilla de profesionales a los compromisos fijados en el Universitario, algo impensable para quienes conviven en el medio y quienes reciben los beneficios de las emisiones radiales. Entonces, con la ayuda de la TV, emiten su señal desde los estudios de cada circuito. La televisión no envía sus móviles a determinadas plazas –siempre hay un juego, al menos, fuera del aire– y de pronto no existe manera de enterarse, al instante, de cómo van los juegos porque varios circuitos radiales transmiten por pantalla. Los equipos se las ingenian ofreciendo servicios por YouTube, idea que plasmó la gente de prensa de Cardenales. Las redes sociales aportan una ayuda invalorable con los servicios de cada equipo. Pero el beisbol en realidad lucha contra enemigos visibles como la flácida situación financiera –inflación galopante– y la escasez de gasolina, más el terrible acoso invisible de la pandemia que no baja la guardia. Así estamos. Y así seguimos.

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