EL EMERGENTE. Apuestas y razones del cambio de Herlis Rodríguez por José Godoy

Vamos a empezar esta columna citando una frase muy cierta, y que gusta mucho repetir a los gerentes del beisbol venezolano: para conseguir talento es necesario entregar talento.

No se trata de una justificación, sino más bien de una verdad de Perogrullo. Y por la reacción que hemos leído en las redes sociales sobre el pacto entre Águilas y Caribes, vale la pena traerlo aquí a colación.

Sí, una parte de la censura que notamos en algunos aficionados zulianos tiene que ver con otra obviedad: la fanaticada suele conocer y querer a sus propios peloteros, tanto como suele desconocer a los rivales, particularmente cuando todavía no han logrado un estatus de grandeligas.

Y aquí estamos frente a una transacción en la que un favorito del público rapaz, Herlis Rodríguez, pasó a Anzoátegui a cambio de un pelotero de buen bagaje, pero con poco recorrido todavía en la LVBP.

Ese otro jugador es el receptor José Godoy.

Solamente por su posición, se trata de un pelotero valioso. No hay escuadra en esta liga que pueda ganar sin contar con un buen careta, especialmente en estos tiempos donde traer un importado para defender el plato es algo tan común como un perro verde.

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Rodríguez es un excelso patrullero, que puede defender cualquier pradera en el outfield y hacerlo con acierto. Tiene un potente y educado brazo, es rápido –lo que le da mayor alcance– y sabe leer las conexiones.

Da gusto ver a un outfielder que brinca con el sonido del batazo y vuelve a voltear cuando está llegando al sitio donde caerá la pelota. El tachirense es de esos jardineros.

Es bateador zurdo, además, y eso agrega un extra.

En Maracaibo y sus alrededores le recuerdan con especial afecto, porque llegó a ligar para .331 en el torneo conquistado por las Águilas hace poco más de dos años. Y luego, tras conectar para .317 en la justa siguiente, en la que su club quedó fuera de los playoffs, pasó al Cardenales con refuerzo y ayudó decisivamente a que Lara llegara hasta la Serie del Caribe.

Así que estamos ante un pelotero de valía, que asiste puntualmente a la pelota invernal y puede ayudar desde varias perspectivas.

¿Por qué lo entregan? Porque el Zulia necesita un careta que le dé estabilidad al staff y a la línea central, y mejor si puede ayudar a la ofensiva. Ese es Godoy.

Caribes tenía aprecio por el marabino. Vaya, si hasta lo usaron como designado para aprovechar sus días libres. En tres zafras dejó una cosecha de .351 en 37 juegos, con .438 de promedio de embasado y .867 de OPS.

Y sí, hablamos de una muestra pequeña, aunque repartida entre tres campeonatos, lo que agrega solidez. Una sensación que aumenta al saber que tiene experiencia en Triple A, que ya ha asistido al Spring Training de Grandes Ligas con San Luis, que de por vida tiene .274 de average en las Menores (y .316 en la antesala de la Gran Carpa), con .718 de OPS en 461 compromisos.

Todos esos números son estupendos, porque se trata de un mascota, alguien a quien sobre todo se le pide defensa.

Ojo, que Godoy también tiene defensa. En Venezuela ha puesto out a 50 por ciento de los robadores rivales y en el norte promedia 42 por ciento entre todas las categorías. Son cifras soñadas, sobre todo al considerar que las ha logrado en casi 500 cotejos.

¿Por qué lo entrega Caribes? Primero, porque tiene otros hombres para cuidar el home. Jesús Sucre, nada menos, está recuperado del desgarre en el tendón de Aquiles. El también bigleaguer Willians Astudillo quiere jugar una vez más, en caso de haber acción. Tomás Telis aún es figura en este circuito. Y Gabriel Lino, que fue el receptor en la pasada final, es más que adecuado para el rol de segundo o tercero en el orden de sucesión para el día a día. Eso, sin contar a los más jóvenes, con contrato en el beisbol organizado.

La tribu además también tiene una posible necesidad que atender: el estelar Gorkys Hernández dio disgustadas declaraciones al finalizar la 2019-2020 y pidió cambio, públicamente. Ha habido elencos interesados en él, aunque los aborígenes también han intentado aplicar un control de daños a lo interno.

Si Hernández se queda, formaría un jardín de lujo con Rodríguez y Balita Ortega. Si se va, el recién llegado cubrirá esa pérdida con un guante igual de seguro.

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No todo, necesariamente, es una apuesta con final ganar-ganar, sin embargo.

A Rodríguez le ha costado batear a la altura de ese mejor momento, cuando superó los .320 entre sus dos mejores temporadas aquí. Con los Pericos de Puebla le fue muy bien en 2019. Es un bateador de líneas que corre y puede sumar extrabases. Pero de por vida en la LVBP todavía tiene cosas que mostrar, pues batea para .269 en seis campañas, con .718 de OPS. Eso, que estaría bien para un buen catcher defensivo, no lo es tanto para un outfielder. Le toca mostrar su talento.

Godoy, por su parte, corre el riesgo de ser limitado constantemente mientras tenga contratos con la pelota organizada. Solo los pitchers son mimados más que los jugadores de su posición por las divisas de la MLB, lo que pudiera restringir su desempeño con las Águilas.

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Al menos a corto plazo, este es un cambio en el que ambos consiguen piezas valiosas para ocupar lugares importantes en el campo. Aunque será menester, para que todo funcione como desean ambos, que Sucre pueda reasumir la titularidad en Anzoátegui y Godoy no falte a su cita en el Zulia, su estado natal.

El tiempo dirá.