El curioso caso de los grandeligas por un solo día

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HISTORIAS DEL DIAMANTE
Por Joaquín Villamizar

Hoy vamos a hablar de los “bigleaguers por un día”, algunos que ni siquiera llegaron a consumir un turno al bate y que sólo estuvieron arriba por un ratito.

Dentro de las preguntas que se hace uno siempre cuando se acerca un inicio de temporada en las Grandes Ligas está: ¿Cuántos nuevos bigleaguers habrá este año? ¿Cuánto tiempo podrán mantener este nivel de los máximos honores?


¡Claro! Hay casos como el de Nolan Ryan, que lanzó durante 27 temporadas, y Deacon McGuire q,ue fue receptor por 26 años. Pero… ¡otros no! 
Todo grandeliga merece el más alto de los respetos. Para que le permitan a uno jugar en las Mayores es necesario tener condiciones muy especiales, que sólo provee Dios, además de un espíritu de lucha inmenso y disciplina rigurosa. 
Decenas de miles lo intentaron y se quedaron en el camino. Otros han llegado, sólo por un día, por un momento. 
Le pasó a Archibald Moonlight Graham, quien debutó en las Mayores a los 28 años, el 29 de junio de 1905, como primera base de los Gigantes de Nueva York, en el noveno inning. Pero no alcanzó ni un turno al bate y no volvió a jugar. Así que se retiró sin que disfrutara de ni siquiera una vez frente a un lanzador de las Mayores. Murió 60 años después, el 25 de agosto de 1965. 
Alfredo Cabrera, shortstop, nativo de las Islas Canarias, España, apareció en 1913 con los Cardenales, de San Luis en un juego, a los 32 años de edad. Bateó de 2-0 y no tuvo acción a la defensiva (supuestamente lo subieron por su excelsa defensa). Nunca más pisó un terreno de la Gran Carpa como jugador. 
Monroe Dazzy Swart lanzó en 1920 un juego completo durante 12 innings y le dieron 17 hits, en derrota de sus Rojos de Cincinnati. Debut y despedida. El manager Pat Moran se quejó con el dueño y le preguntó : “¿Quién me mandó a este señor para este equipo?”. 
Walter Alston, llegó al Hall de la Fama, pero sólo porque fue manager de aquel super equipo de los Dodgers de Los Ángeles encabezado por Sandy Koufax y Don Drysdale. Como pelotero, con los Cardenales, nada más consumió un turno en Grandes Ligas, en el último juego de la campaña de 1936, frente a los Cachorros de Chicago. En primera base hizo un out y cometió un error. Al bate, Lon Warneke lo ponchó. Y así terminó su carrera de bigleaguer. 
Bert Shepard, pitcher zurdo, había perdido la pierna derecha desde debajo de la rodilla durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que usaba una prótesis. Pero, de todas maneras, los Senadores de Washington lo contrataron como lanzador. Una tarde de agosto de 1945, los Medias Rojas de Boston le habían anotado a los Senadores 12 carreras en el cuarto inning, por lo que llamaron a Shepard, quien puso fin al rally con ponche a George Metkovich. Lanzó el resto del encuentro y le anotaron una carrera. Nunca más estuvo en las Mayores. 
Carl Ermer, segunda base de los Senadores de Washington en 1947, se fue de 3-0 en un solo juego. 
En 1949, Howard Dizzy Sutherland lanzó nada más que un inning con los Senadores y su efectividad quedó en 45.00. 
El jugador que sufría de enanismo, Eddie Gaedel, con los Carmelitas de San Luis en 1951, recibió base por bolas en un turno al bate. 
Frank Verdi, con siete años en las Menores, fue subido por los Yanquis de Nueva York en 1953. En Fenway Park, un emergente bateó por el shortstop de los súper poderosos neoyorquinos, Phil Rizzuto, en el sexto inning, y Frank fue a jugar después como campocorto. En el séptimo, los Bmbarderos habían anotado dos carreras, tenían tres en las bases y le correspondía el turno a Verdi. Pero enviaron a batear por él a Bill Renna. Concluyó así su única aparición arriba, ya que lo mandaron para siempre al Syracuse, en Triple A. 
También en 1953, Dick Teed era segundo catcher de los Dodgers, pero no había aparecido en ningún juego. Fue llamado a batear de emergente en un noveno inning. Lo poncharon y fue enviado a las Menores. Nunca más jugó arriba. 
Charlie Lindstrom, catcher en 1958 de los Medias Blancas, recibió una base por bolas y golpeó un triple. ¡Bateó para 1.000 puntos! 
John Paciorek (hermano de Tom), outfielder de los Colt’s 45 de Houston en 1963, dio tres hits, tomó una base por bolas y logró cuatro anotadas en cinco intentos en el home. Otro que bateó para 1.000 puntos. 
Y, para finalizar, el 14 de septiembre de 1971, el receptor mexicano Paquín Estrada, con los Mets de Nueva York, bateó un sencillo en dos turnos y reventó en segunda al único corredor que le salió al robo. Es una leyenda del beisbol en su país por todo lo que hizo como jugador y manager.
Si, a las Grandes Ligas es difícil llegar, pero con esto se confirma la vieja sentencia: es mucho más difícil mantenerse. 
Es historia, amigos. 
Joaquín Villamizar

Fuentes: Bill Felber, 125 Years of Professional BaseballLas Mejores Anécdotas del Beisbol, por Juan Vené.
Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

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