El Emergente

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Wilfredo Ledezma, la pesadilla de Cardenales, le dio nueva vida a la tribu

El zurdo venezolano
ha permitido una carrera desde 2017 a los pájaros rojos, contando eliminatorias
y playoffs. Este lunes ayudó a que Anzoátegui igualara la serie decisiva en la
LVBP y volvió a exponer los dolores de cabeza que sufre Lara cuando el abridor contrario
es un zurdo
Por Ignacio Serrano
ElNacional.com
No es nuevo el yugo de Wilfredo Ledezma con el Cardenales.
No es nuevo y es implacable. Los pájaros rojos lo saben desde 2017, cuando el
pitcher guariqueño inició una cadena de ceros ante Lara que se alargó hasta
esta serie decisiva de la LVBP, con una presentación dominante que volvió a
meter a Caribes en la final.
Ledezma ya era un fantasma para los crepusculares. Llegó a
15.2 innings sin permitirles carreras con distintos uniformes y en diferentes
roles, como relevista o abridor. Y aunque los locales le atacaron temprano,
llenándole las bases en el segundo episodio y pisando el plato con un sencillo
impulsador de Jecksson Flores, supo recomponerse, sacar de balance a sus
contrarios y despedirse con esa sola rayita en sus 6.0 tramos de labor.

El ex grandeliga suma ya 20 entradas y dos tercios contra
los occidentales desde el 20 de diciembre de 2017. Su efectividad es de 0.44 a
partir de entonces, cuando se mide con los encarnados. Un verdugo. Justo lo que
tanto necesitaba la tribu.
Anzoátegui no pudo batear libremente en las primeras dos
rondas de postemporada ni en el juego inicial de esta final. Tampoco explotó en
esta ocasión. Pero requería que alguien plantara cara al lineup de Cardenales,
que ha levantado juego tras juego este mes, y luego aprovechó despistes
defensivos y monticulares para anotar cinco veces. No hacía falta más.
Tres llegaron en el tercero contra Henry Centeno. El as de
los Bravos, reconvertido en as de los crepusculares, había permitido solamente
una marca limpia en sus tres aperturas de playoff. Pero esta vez llegó
descontrolado. Sin que le dieran en la cara, más allá de un doble de Gabriel
Lino, sus tres boletos ayudaron a los contrarios y cavaron su propia tumba. Ya
no volvería para el cuarto acto. El manager Luis Ugueto se lo llevó.
Las otras dos llegaron ante un Ángelo Palumbo que relevó
bien entre el cuarto y el quinto, pero a quien probablemente se le agotó la
gasolina en el sexto. Salió de la rotación hace un mes, ya no tiene el tanque
de antes. Con dos sencillos y un pasbol le fabricaron una y la otra entró por tubey
de Niuman Romero frente a Elvis Escobar.
Ya para entonces parecía que el juego estaba definido. Lara
distó mucho de ser la escuadra implacable que repostó siempre, desde que justo
antes de Navidad reencontró la fórmula ganadora. Ledezma les sacó de balance y
sus tres relevistas pasaron por el morrito sin sufrir daño. Hace rato que
Anzoátegui dejó de ser un club de bombarderos para convertirse en una divisa
cuya opción reposa sobre el buen pitcheo.
Ante Centeno y los suyos sacaron mucho con poco, virtud de
las buenas alineaciones. Y yendo hacia atrás, hasta la salida dominical de
Logan Darnell, encontraron oro al fondo de la mina: sus rivales sufren cuando es
zurdo el abridor rival. Y los portocruzanos tienen tres de la mano equivocada.
Félix Doubront y Robert Zárate lo demostraron en la refriega
con el Magallanes. Cayeron porque les atacaron el bullpen. Darnell y Ledezma
suman 12 tramos y dos tercios en esta final, con tres carreras en contra y 2.13
de efectividad. Solamente César Jiménez falló contra los pájaros rojos, en la
semi, y ni siquiera lo hizo de manera clamorosa.
Doubront tomará la pelota este miércoles, para estrenar
uniforme, cuando se reanude la acción. Los occidentales necesitan con urgencia
que Isaías Tejeda y Carlos Rivero despierten con los bates. Son los sluggers
llamados a aporrear a los pitchers siniestros. Si no consiguen la fórmula, la
serie tomará otro rostro. Porque los orientales demostraron que tienen las
armas para ganarlo todo, una vez más.
EN DATOS
Caribes mandó con amplitud, 5 carreras por 1, y ya a partir
del sexto tramo Cardenales nunca estuvo en capacidad de igualar las acciones
con un batazo, con esa diferencia de cuatro.
Gabriel Lino fue el único en duplicar por los indígenas. El
receptor y noveno bate jugó con Cardenales hasta hace un lustro.
Lara dejó tres hombres en circulación en el segundo inning y
dos más en el cuarto. No sentenció a Wilfredo Ledezma y esa fue su condena.
Más de 30.000 personas compraron boletos entre los dos
primeros juegos, en el estadio Antonio Herrera Gutiérrez. Fueron 14.814
aficionados este lunes y 15.276 en el duelo inicial. Son las dos mayores asistencias
en todo el torneo 2019-2020, contando todas las etapas y todas las plazas.


Publicado en ElNacional.com, el lunes 20 de enero de 2020.


Ignacio Serrano

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