El beisbol invernal todavía preparara a las estrellas de la MLB

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Por Ignacio Serrano 
LasMayores.com
Hunter Pence hizo una pausa durante el Juego de Estrellas,
en Cleveland, para dejar de lado por un momento la noticia de la semana y
enviar un mensaje a un grupo de aficionados en particular.
“Aquí todos somos Toros”, dijo Pence, con una enorme sonrisa
y mirada de complicidad.
El bateador designado de los Rangers de Texas, ganador del
voto popular para iniciar el Clásico de Julio por la Liga Americana, aprovechó
la cámara del periodista dominicano Marino Pepén para recordar con gusto su
reciente experiencia en el beisbol invernal.
Pence no conoció la pelota del Caribe en sus tiempos de
prospecto con los Astros de Houston y mucho menos durante su tiempo como
jugador estelar de esa divisa y posteriormente de los Filis de Filadelfia y los
Gigantes de San Francisco.
El colorido toletero derecho tuvo su primera prueba en los
estadios latinoamericanos hace apenas algunos meses. En diciembre, llegó al
competitivo circuito de la República Dominicana, para sumarse a los Toros del
Este. Atravesaba uno de los momentos más difíciles en su carrera. Quedó en
libertad, tras batear para .226 de average, con .590 de slugging, y pasar buena
parte de la temporada en Triple A. Así fue como recibió una oferta para buscar
en Quisqueya el camino de regreso.
“Fue una experiencia que me cambió la vida”, aseguró Pence
en marzo, durante los entrenamientos primaverales, al encontrarse en Arizona
con los enviados de Lidom. “Fui muy afortunado de haber jugado para un gran
equipo y una gran ciudad”.
El recorrido del slugger nacido en Fort Worth dio un giro a
partir de eso. Tanto así, que este martes abrió en el lineup de la Americana en
el Progressive Field.
“La competencia con los Toros definitivamente me ayudó a
alistarme para hacer el equipo”, sostuvo en marzo. Y los números son la mejor
prueba. Ha resurgido con el madero, y a los 36 años de edad acudió a su cuarto
Juego de Estrellas, con promedios de .294/.353/.608 y 15 jonrones, además de 48
empujadas y .962 de OPS.
Pence no está solo. En diciembre le tocó verse con un
campocorto en ascenso, que entonces tenía 19 años de nacido y etiqueta de súper
prospecto. Fernando Tatis Jr. y su padre del mismo nombre no ocultaban el
anhelo de que aquellos cotejos que jugó con las Estrellas Orientales
completaran el fogueo necesario para tomar por asalto las paradas cortas de los
Padres a partir de marzo.
Tatis, que hoy es uno de los principales candidatos al
Novato del Año en la Nacional, vio acción en 23 choques en Lidom y dejó un OPS
de .866, con 7 robos en 9 intentos. Para sorpresa de muchos, con San Diego ha
estado todavía mejor, con 1.013 de OPS y 13 estafas en 16 chances, más 14
cuadrangulares.
Jugar en el Caribe todavía puede ser la etapa final del
desarrollo o el trampolín para volver a lo alto. El colombiano Harold Ramírez
llegó como agente libre a la LVBP, el circuito venezolano. Los Leones de
Caracas se interesaron en él, por su notable cosecha en Doble A. Allí fue
campeón bate, con chispazos poder y velocidad, y se convirtió en el toletero
más peligroso de los felinos, en la pelota invernal.
El neogranadino consiguió un contrato de Ligas Menores con
los Marlins de Miami y tuvo que marcharse. Pero él y el equipo insistieron ante
los peces, hasta recibir un permiso adicional. Después de todo, no estaba en
los planes que jugara tan rápidamente en las Mayores. No había que cuidarlo en
exceso.
Ramírez regresó al campeonato venezolano en diciembre, para
terminar de amarrar el título de bateo y llevar a los capitalinos a la final.
Luego de eso, trituró Triple A. No quedaba otra salida que llamarlo a la gran
carpa. Ahora es uno de los patrulleros habituales en el Marlins Park.
José Martínez ya era grandeliga con los Cardenales de San
Luis cuando se reportó a los Tiburones de La Guaira, el equipo que comparte el
estadio Universitario con los Leones.
“No vine a trabajar nada ni mejorar nada, vine para tratar
de ganar juegos”, aseguró. Pero sí trabajó. En las prácticas se le vio tomando
roletazos en la primera base, la posición que le ha resultado tan difícil y que
en aquel entonces parecía ser su oportunidad en las Mayores.
En el Universitario le tocó recibir los disparos de Miguel
Rojas, el actual shortstop de Miami, hasta entonces no más que un utility con
cinco justas de experiencia en la MLB.
Rojas ahora es el primer bate del manager Don Mattingly,
quien hizo campaña para que le llevaran al Juego de Estrellas. Le veía tantos
merecimientos como los que sin duda tenía Pence.
El shortstop venezolano ha resultado una sorpresa por su
súbito aporte con el barquillo. Tiene promedios de .295/.352/.374 y ha
resultado ser mucho más que un mero experimento de Mattingly.
El cubano Rangel Ravelo, que no se pierde un torneo
invernal, dio por fin el salto con San Luis, luego de un lustro triturando el
pitcheo del Caribe con los Cardenales de Lara y antes con los Leones de
Escogido. Pero hay otros que subieron para también cumplir su sueño y tomar
algo más que un café.
El colombiano Giovanny Urshela fue un visitante habitual de
la LVBP, que se mudó a Lidom para el campeonato 2018-2019. Ahora vive su mejor
momento los diamantes, convertido en estrella de los Yanquis de Nueva York,
bateando para .304/.355/.469 y mostrando una sólida defensiva en la tercera
base.
En México también tienen historias. Gerardo Reyes, novato de
brillo con los Padres, pasó por los Yaquis de Ciudad Obregón antes de este
bautizo de fuego. El relevista Oliver Pérez actuó con los Tomateros de
Culiacán, antes de retomar su rol de zurdo dominante en el bullpen de los
Indios de Cleveland. Sergio Romo fue de cerrar juegos con los Rays de Tampa Bay
a hacerlo con los Charros de Jalisco, a los que ayudó a ser campeones, y ahora
salva con los Marlins.
Hubo un tiempo en que el beisbol del Caribe era una cita
casi obligada para futuras estrellas y leyendas nacionales. Roberto Clemente,
Orlando Cepeda, Rico Carty, Vicente Romo, Luis Aparicio y David Concepción
brillaron en América Latina, como también muchas figuras importadas que hoy
parecen inalcanzables, como Willie Stargell, Pete Rose, Bob Gibson o Willie
Mays.
Quizás Pence no pensaba en eso cuando aceptó jugar en
Dominicana. En esos días no se trataba de soñar en grande, sino de reencontrar
el camino del éxito. Y él lo encontró. Por eso sonreía tanto en el Juego de
Estrellas, en Cleveland.

Publicado en LasMayores.com, el domingo 14 de julio de 2019.


Ignacio Serrano
Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

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