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El primer día de Ronald Acuña Jr. en las Grandes Ligas se
saldó con dos ponches, un largo elevado a los jardines y un average de .200
puntos. Pero también incluyó muchas emociones, la bienvenida de sus compañeros en
el clubhouse, el primer hit de su carrera —que se presupone larga y superlativa,
si cumple con las expectativas— y su primera anotada, que sirvió para que los
Bravos empataran ante los Rojos, en medio de un rally en el octavo inning que finamente
les dio la victoria.
“Realmente no tengo palabras para describir lo que estoy
sintiendo”, declaró el varguense, en un encuentro con los medios de
comunicación que fue transmitido por FOX Sports
South y que fue ampliamente cubierto por el diario Atlanta Jornal-Constitution. “Esto es increíble. Es algo con lo que
todo jugador de Ligas Menores sueña. Ha sido increíble y no tengo palabras para
describirlo”.
Acuña fue alineado como sexto y patrullero izquierdo, su
nueva posición, después de crecer como centerfielder y guardabosques derecho en
las granjas de los aborígenes. Ese será su lugar en las semanas por venir, y si
batea como se espera, se quedará durante años.
El veinteañero pescó un envío de Kevi Shackelford y lo
devolvió con fuerza, por el piso, hacia el center. Un out después, usó su
velocidad para meterse en tercera base con un sencillo y de seguidas pisó el
plato con un hit de Kurt Suzuki que igualó la pizarra a cinco.
El nativo de La Guaira, criado en La Sabana, pueblo de
indiscutible solera beisbolera, no ocultó su felicidad.
“He estado esperando este momento por mucho tiempo”, relató.
“Cuando finalmente recibí la noticia, estaba como en estado de shock. No sabía
qué pensar”.
Su manager en Triple A fue a buscarlo en la habitación del
hotel, para informarle que se graduaría como bigleaguer horas después. Tomó un
vuelo temprano, a la mañana siguiente, y se presentó en Cincinnati. En el
ínterin, compartió la buena nueva con sus seres queridos, incluyendo su padre
Ronald Acuña, ex prospecto del Magallanes.
“Fue una experiencia inolvidable”, confesó. “Fue genial
poder hablar con mi padre, mi madre, mis amigos, mi familia y todos los que me
han estado apoyando todo el tiempo. Fue una gran experiencia poder compartir
que me habían llamado a las Grandes Ligas”.
Aseveró que no le afectó empezar frío la temporada, lo que
parecía amenazar su inmediata graduación.
“Realmente nunca sentí presión, ninguna”, subrayó con
soltura. “Todos sabemos que el beisbol tiene sus altibajos. Nunca me presioné
demasiado, no me sentí presionado. Simplemente no obtuvimos los resultados que
queríamos. Como dije, el beisbol tiene sus altibajos”.
La semana pasada reaccionó y en sus siguientes 33 turnos
bateó para .333, allanando el camino a la gran carpa.
“No cambié mayor cosa”, dijo sobre su reacción ofensiva. “He
estado haciendo lo mismo que había estado haciendo durante toda mi carrera y a
través de todos los años. Pero siempre es bueno tener (a los coaches) allí,
porque son ellos los que te miran jugar. No puedes verte a ti mismo hacer esas
cosas. Al tenerlos allí, son ellos quienes pueden decir lo que estás haciendo
bien o no te está yendo bien”.
No mostró rencor por la decisión de bajarlo a Triple A
durante el Spring Training, a pesar de que trituró el pitcheo rival.
“Eso me ayudó a desarrollarme un poco más durante esas semanas
en las Menores”, sostuvo. “Definitivamente, me ayudó a estar más preparado de
lo que pensé que dejaría el entrenamiento de primavera”.
Su debut, ocurrido a los 20 años, cuatro meses y siete días de nacido, le convirtió en el grandeliga más joven en 2018.
Su debut, ocurrido a los 20 años, cuatro meses y siete días de nacido, le convirtió en el grandeliga más joven en 2018.
Ignacio Serrano
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