Gleyber Torres, o los giros inesperados que da el beisbol

El Emergente

Así es la vida y así es el beisbol. Un día estamos seguros
de tener algo y al día siguiente tenemos las manos vacías. O viceversa. La vida
da giros inesperados que todos hemos sufrido o gozado. Al Caracas y a su
afición acaba de tocarle.

Se suponía que Gleyber Torres iba a estar uniformado en
diciembre, quizás antes. Que sería el nuevo Maserati en el garaje de los
Leones. Un lujo para los aficionados melenudos. Por eso lo adquirieron en un
cambio con los Tigres, entregando nada menos que a los lanzadores Guillermo
Moscoso y Víctor Gárate.

Torres, el prospecto número uno de Venezuela este año, la
joya en el sistema de ligas menores de los Yanquis, el joven llamado a
encabezar la promoción 2017 de nuevos bigleaguers criollos, está abandonando el
hospital en estos días, con el codo izquierdo reconstruido, con un ligamento
menos en la muñeca y uno nuevo sustituyendo el lesionado.

La sola forma en que el campocorto se lesionó es toda una
rareza. No se supone que un pelotero termine en el quirófano, con una cirugía
Tommy John, después de deslizarse en el home. Eso ocurre, se supone, por el esfuerzo
y desgaste de lanzar, o debido a los largos disparos desde el outfield o el
lado izquierdo del cuadro.

El raro percance de Torres fue un golpe en los planes
inmediatos de los neoyorquinos, de los felinos y del propio jugador.

El torpedero estaba haciendo todo lo necesario para ser
llamado este mismo año. A finales de 2016 se convirtió en el pelotero de menos
edad en ganar el premio al Jugador Más Valioso en la Arizona Fall League y fue premiado en el Spring Training de los
Yanquis como el novato más destacado. Sus números en las menores en 2017 eran
sobresalientes y el rumor en el Bronx daba por seguro que a partir de julio, a
más tardar, iba a ser subido, para entregarle la tercera base de los
Bombarderos.

No todo es negro. La posición que juega Torres reduce a la
mitad el tiempo de recuperación en este tipo de operaciones, y eso resulta más
acelerado cuando se trata del brazo “equivocado”. El caraqueño usa el codo
izquierdo para batear, lo que requiere menos esfuerzo, y para fildear. Por eso
es que no ha descartado su participación en la LVBP, en caso de que haya
campeonato, a fin de completar su rehabilitación física y utilizar el torneo
local como el escenario para pulirse y completar el proceso de maduración que
estaba cerca de concluir en Triple A.

Hay margen de espera cuando se tienen 20 años de nacido. Muy
pocos criollos han llegado a las Mayores a esa edad. Apenas 21 venezolanos
iniciaron su carrera en las Grandes Ligas antes de cumplir los 21, lo que
abarca poco más de 5 por ciento del total de compatriotas que han llegado a la
gran carpa.

Si Torres juega o no con los capitalinos en la 2017-2018 es
algo que está por verse. Dependerá de la decisión de los Yanquis y de que en efecto
haya torneo de la LVBP. Ahora es muy difícil predecir lo primero o lo segundo.

Si cumple el plan original es otra cosa. La lesión
posiblemente no ponga contra la pared a Nueva York, en cuanto a elegir entre él
o Didi Gregorius para las paradas cortas. Pero él tendrá la posibilidad de
asegurar su puesto arriba en el próximo Spring Training.

Para lograrlo, de mucha ayuda sería completar su
recuperación con los Leones. Ya se verá.