Ozzie Guillén regresó a casa

Fecha:

Por Ignacio Serrano

Ozzie Guillén sintió de golpe la emoción, el miércoles, mientras
se dirigía en automóvil al estadio Universitario.
Delante de sus ojos, a un lado de la calle, tuvo una visión
que consideró un soplo de inspiración, casi una revelación, horas antes de
hacer su debut como piloto en la pelota invernal.
“Pasamos enfrente de la parada de autobuses donde conocí a
mi esposa Ibis”, comentó con entusiasmo, al describir para ESPNdeportes.com cómo vivió las horas previas a su estreno al
frente del equipo de sus amores, la divisa para la que jugó durante 13 temporadas
y cuya gorra usó la noche de su renuncia a los Medias Blancas de Chicago, en la
rueda de prensa que ofreció en el US Cellular Field, en 2011.
Ibis y Oswaldo se conocieron en 1983, cuando el manager de
los Tiburones de La Guaira era apenas un recluta en ligas menores y un joven
integrante de una escuadra legendaria que, por su capacidad de lucha en el
terreno, fue bautizada como “La Guerrilla”.
La pareja contrajo matrimonio poco después de eso.
“Qué casualidad tan grande”, exclamó Guillén. “Recuerdo que
la conocí al salir de una práctica de los Tiburones, y haber pasado por allí justamente
hoy tiene mucho valor, en un día que significa tanto para mi familia”.
El ex campocorto, otrora ganador del Guante de Oro en la
Liga Americana, tuvo otro emocionado golpe de memoria casi de inmediato. La
entrada habitual al Universitario estaba bloqueada. Había que buscar
alternativas.
“Me tuve que venir caminando por la Plaza de los Estadios”,
sonrió. “Tenía muchísimos años sin recorrerla. Ese era el camino que hacía
todos los días para entrar y salir del parque”.
Los 500 metros que puede haber entre el sitio donde se bajó del
auto y la entrada del clubhouse fueron un viaje en el tiempo, acompañado por un
sinfín de rostros.
“Mis muertos estaban conmigo”, sostuvo. “Wow. ¿Es eso
casualidad o es Dios, que siempre me acompaña? Y Padrón (Panza, el fallecido
propietario de los escualos). Y (Aurelio) Monteagudo, y mi compadre Gustavo
Polidor, y Robert Marcano, y el Café (Carlos) Martínez… toda esa gente con la
que estuve y que están conmigo en este momento, lo sé”.
La mañana comenzó con ansiedad, pero también con premura.
Guillén acompañó a su hijo Ozney, que está a prueba como pelotero del equipo, a
realizar los trámites para actualizar su documentación venezolana. Allí sintió
el calor de la gente, los saludos, la admiración de quienes le pedían tomarse una
selfie juntos.
“Todo el mundo está esperando que ganemos muchos juegos y
tenemos un equipo con muchachos fantásticos”, aseguró.
Horas antes de la voz de playball, terminada la pretemporada,
Guillén no mentía: muchas sensaciones agitaban su espíritu.
“No es nerviosismo”, aclaró. “Pero no sé si voy a llorar cuando
suene el Himno Nacional. Ha pasado mucho tiempo”.
Como es un hombre metódico, a diferencia de lo que sospechan
algunos fanáticos, atendió a los medios temprano y pidió al departamento de
prensa de los salados que todas las entrevistas de presentación para las distintas
transmisiones ocurrieran temprano. Dos horas antes del tope ya había resuelto
prácticamente todo. Podía concentrarse en lo suyo.
Ibis aún no llegaba al estadio. Pero no iba a perderse ese
día. También vino a Caracas Oney, el hijo del medio, que llegó a Venezuela el
miércoles, con la misma expectativa. Únicamente Oswaldo Junior debió mantenerse
lejos, atado a sus compromisos laborales y de postgrado.
“Y sin embargo, Oswaldito me ha llamado varias veces todos
los días”, volvió a sonreír Guillén.
Ellos tuvieron mucho que ver con este momento. Fue una
decisión, asegura, que tomaron entre todos y que ocurrió cuando debía ser.
“Porque (la gerencia tiburonera) estaba detrás de mí para
hacer esto desde hace 10 años”, recordó.
“Este no es un asunto de dinero”, agregó. “Tampoco es porque
desee mostrarme, para dirigir de nuevo en las Grandes Ligas. Ya no sueño con eso,
aunque está bien si me pasa otra vez. Esta es una reunión entre amigos. Es
reunirme con mi familia”.
Varios estrategas que han pasado por la MLB han dirigido
también en la LVBP. Phil Regan, Manny Acta, Nick Leyva y Alfredo Pedrique se
cuentan entre los más recientes. Ninguno lo ha hecho después de ganar una Serie
Mundial. Él es el primero.
Esa trayectoria y fama, esa personalidad suya, generaron enormes
expectativas en los medios de comunicación locales y entre la gente.
“Vine porque me encanta esta pasión, me encanta enseñar, me
encanta estar en un terreno de juego”, subrayó. “No soy una diva. No vine a
sacarle credenciales a nadie. Vine simplemente como Oswaldo Guillén, miembro de
los Tiburones de La Guaira”.
A sus peloteros les ha pedido que olviden “La Guerrilla”.
Quiere que se labren su propia reputación y le den a la franquicia su primera
corona desde 1986, la última vez que ganó aquella legendaria pandilla.
No pide más. Sólo disfrutar el momento.
“Ahora todos me aman, pero sé que pronto, si perdemos, van a
recordar a mi mamá”, rió. “Bueno, espero que las cosas vayan bien y me sigan
amando cuando llegue enero”.
Ibis le dio el sí cuando tenía 17 años de edad. Se casaron
en 1984, poco después de aquel encuentro en la parada de autobuses cercana al
Universitario, el hogar deportivo de Guillén durante tanto tiempo.
Allí estuvo ella nuevamente, sentada entre el público que coreaba
y aplaudía al ritmo de la ya tradicional samba guairista.
Como él, disfrutó y sufrió el encuentro. Los litoralenses
cayeron en extrainning ante los Cardenales de Lara. Pero fue testigo de
excepción de un suceso familiar y nacional: luego de un larguísimo viaje, su
esposo, el ídolo de tantos, el polemista incorregible, el hombre de beisbol,
por fin regresó a su casa.

Publicado en ESPNdeportes.com, el viernes 7 de octubre de 2016. Aquí el original.

Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor. Escribo sobre beisbol desde 1985. Dirijo ElEmergente.com. Soy comentarista en el circuito radial del Cardenales de Lara y en Televen, tanto en las transmisiones de la LVBP como en la MLB. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

8 COMENTARIOS

  1. Excelente Ignacio, muy bien narrado, se siente ese toque de nostalgia que aunque no soy fanático de La Guaira (Si de Cardenales) pero bastante del béisbol venezolano me sacó una lagrima por quienes vivimos esa época en el universitario de Guillen, Polidor, Café y otros tantos. Muchas gracias!

  2. Ignacio tu documental,lo he disfrutado,como muchos guairistas que seguimos al equipo en esa época gloriosa.Se te agradece,por los que amamos el buen béisbol.Gracias

  3. Hola Ignacio, definitivamente eres un cronista excepcional, excelente tu narración, me trae a la memoria mis años de estudio en la UCV y las idas al Universitario a ir a ver esos duelos entre mi equipo Tiburones con la guerrilla en pleno contra el Caracas de Armas, Díaz y compañía. sencillamente espectaculares.

    Gracias por tu crónica.

    Saludos.

    • Buenas noches, lo que dice el amigo Wilfredo lo sentía al ir leyendo, me parecía que iba caminando junto a Guillen, Ignacio nos trae a la mente esas personas que ya no están pero que forman parte de la historia de nuestro beisbol, muy bien escrito y redactado como todas sus publicaciones. Soy guaro pero fanático de Los Leones del Caracas, saludos

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