Los equipos que integran el beisbol profesional venezolano manejan varias opciones para dar hogar a los Leones de Caracas y los Tiburones de La Guaira, en caso de que el 31 de julio se cumpla el plazo y no haya acuerdo con la Fundación UCV sobre el arrendamiento del estadio Universitario.
Hay un escenario relativamente apto en la Gran Caracas, el parque José Antonio Casanova, en Fuerte Tiuna, de pequeño aforo, pero que ya ha sido utilizado por los escualos en sesiones de pretemporada. Ha sido visitado por ambas divisas, a fin de conocer su estado actual.
Ni el estadio de La Rinconada ni el que se construye desde hace algunos años en Vargas estarán a tiempo para octubre. De hecho, falta mucho para que sean inaugurados, de acuerdo con reportes.
Las divisas de la LVBP no descartan que capitalinos y salados compartan parcialmente la localía en las otras plazas, como una alternativa: Maracaibo, Barquisimeto, Valencia, Maracay, Puerto La Cruz y Margarita.
Los escenarios en mejor estado y con mayor capacidad son posiblemente el Metropolitano de San Cristóbal y La Ceiba de San Félix. El problema es la distancia que separa esas localidades con el resto de las urbes que forman parte la pelota profesional local, lo que obligaría a tomar vuelos constantemente y realizar series de dos o tres días por visita.
Miami ya ha recibido juegos oficiales de la LVBP y escuadras nativas han estado en contacto con empresarios interesados en repetir la experiencia. Más realista, al hablar una sede permanente, sería Curazao o Aruba.
El comunicado dado a conocer este lunes por los ocho clubes subraya la posibilidad de una sede internacional y un viejo proyecto de expansión ha considerado, muy a mano alzada, la idea de llevar el circuito a una de las pequeñas antillas, donde hay afición por el beisbol, presencia venezolana y una economía en mejor estado que la crítica economía nacional.
El estadio Bachiller Julio Hernández Molina, ubicado en la frontera entre Acarigua y Araure, ha sido usado en el pasado, pero como su estado no era el óptimo, y la respuesta del público fue escasa, dejó de ser visto como alternativa de primera.
Ignacio Serrano