Una pausa para volver a hablar de sabermetría
Peter Gammons nació en 1945. En abril cumplió 65 años de edad. Y su primer comentario el domingo 25, a través del Twitter, fue este: “Líderes en el departamento de carreras creadas, inventado por Lee Sinins: Wells 15, Braun 14, Utley 13, Weeks 13, Nelson Cruz 13. Weeks tiene que ser la gran revelación hasta ahora”.
Gammons es periodista, su contrato fue disputado por ESPN y MLB Network, tiene una placa en Cooperstown, más de 40 años analizando lo que ocurre en el beisbol y, como sucede con todos los reporteros y analistas que hoy escriben en Estados Unidos sobre las grandes ligas —no hay una sola excepción importante—, ha incorporado herramientas del nuevo análisis, llamado por algunos “sabermetría”.
Hoy volvemos sobre el tema, a instancias de la respuesta a esta columna que publicó nuestro amigo Richard Gómez en su blog.
Haremos consideraciones generales. Quizás tengamos tiempo más adelante de darle una respuesta más detallada en este mismo lugar.
El principal escollo que aún encuentra el nuevo análisis en países como el nuestro es la idea de que se trata de una especie de ciencia oculta. Nada más falso. La sabermetría, en el fondo, no es mucho más que la aplicación de antiguas estadísticas bajo una lógica diferente.
Claro que hay nuevos datos, como ese de las “carreras creadas”, que mencionó Gammons. Pero incluso estas fórmulas complicadas toman en cuenta las estadísticas convencionales.
El análisis del dominio de un lanzador comienza hoy por su efectividad, no por las victorias, y sigue por su total de ponches, por el número de boletos que otorga, por la relación de hits y pasaportes que acumula, por la relación de ponches que propina por cada transferencia, por cuánto le batean sus adversarios y así sucesivamente. Nada que pueda decirse oscuro.
La tesis sabermétrica se impuso definitivamente en 2009, cuando los nuevos votantes lograron una nueva mayoría y le dieron el Cy Young a Zack Greinke y Tim Lincecum, gracias a su dominio en esas estadísticas y a pesar de estar muy rezagados en victorias, que es lo que privaba antes.
A menudo es fascinante ver de dónde salen las estadísticas más complejas, creadas por la sabermetría. Es el caso de las carreras creadas.
¿En qué consisten? Alguien se preguntó un día cuál era el verdadero aporte de cada bateador en las carreras totales de su equipo en una campaña. Así que levantó la data de decenas de temporadas y halló una constante: toda cantidad de hits, dobles, triples, cuadrangulares, bases robadas, y así sucesivamente, produce una cifra equivalente de anotaciones.
La fórmula inicial (impublicable en este breve espacio) se ha ido perfeccionando, y cuando se aplica a lo hecho por cualquier equipo, en cualquier año, el resultado al ingresar la data es prácticamente igual al total de anotadas del club en cuestión.
Pues bien, al aplicar individualmente la fórmula, se obtiene el aporte de cada toletero para la causa general. Y sumando la cifra de cada bateador, usualmente se consigue un total casi exacto al total de carreras anotadas por la divisa en cuestión.
¿No les parece esto fascinante? A nosotros sí.
Escribió Richard: “Las estadísticas tradicionales son como los viejos médicos de antes, imprescindibles para hacer una evaluación general, que luego será tratada por los especialistas. Un doctor House es el mejor ejemplo de la viejas estadísticas”.
En ese párrafo hay un supuesto errado: que los médicos diagnostican hoy aplicando los mismos conocimientos, las mismas herramientas y las mismas creencias de hace 100 años. No, los médicos de hoy aplican la ciencia de hoy y los avances de hoy, tal como en las mayores el periodismo evalúa el juego hoy con las herramientas de hoy.
O para decirlo con las palabras del propio Gammons: “Los periodistas para quienes sus ojos importan más que las nuevas estadísticas que miden la defensa simplemente están diciéndote que les da igual”.
Y ¿saben qué? Gammons ni siquiera es sabermétrico. Sólo aplica el sentido común.
Publicado el lunes 26 de abril, en El Nacional.
