Félix Hernández comenzó su transformación

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Por Ignacio Serrano
/ LasMayores.com

Nadie, ni siquiera Nolan Ryan, ha perdurado para siempre en
los montículos de la MLB. Incluso los más notables grandeligas han visto
marchitarse sus carreras, algunos antes de lo esperado. Ocurre en todas las
profesiones. Pero algunas pocas estrellas han logrado reinventarse, luego de empezar
el declive, alargando sus trayectorias y comenzando, en ocasiones, un nuevo
período de esplendor.
¿Será ese el caso de Félix Hernández?
Nadie tiene la respuesta, al menos todavía. Pero el lanzador
venezolano parece dispuesto a escribir el más reciente capítulo en esta
historia de rediseños, una crónica que incluye nombres tan notables como el de CC
Sabathia.
Hernández suma tres presentaciones desde que vivió su peor
momento en las Mayores. El 7 de agosto perdió su lugar en la rotación de los
Marineros. El Rey de Seattle se había quedado sin dominio y sin trono, en medio
de una crisis que comenzó en 2016, signada al comienzo por las lesiones, y que
se aceleró en las últimas dos temporadas, debido a una merma en la velocidad de
sus pitcheos.
“No tengo comentarios”, respondió el oriundo de Valencia,
cuando fue interpelado por MLB.com y otros medios de comunicación, minutos
después de que el manager Scott Servais anunciara lo que hace tan poco tiempo
era impensable: el envío del derecho al bullpen de los acuáticos.
Hernández no solamente había hecho 398 aperturas consecutivas
en la gran carpa, sin un solo relevo. En la historia de las Grandes Ligas, únicamente
Mike Mussina ha sumado más encuentros como iniciador antes de aparecer
finalmente como apagafuegos. El orgullo de Flor Amarillo, el barrio que le vio
crecer, hizo mucho más que eso: impuso la ley desde la loma durante más de una
década, a partir de 2005, al punto de convertirse en el número uno de todos los
tiempos en su franquicia tanto en juegos ganados, como en innings recorridos y
ponches propinados.
Tres veces ha regresado a la acción, luego de su peor
momento. Y el balance es prometedor, contando su trabajo de este martes contra
los Padres, incluso tomando en cuenta que cargó nuevamente con la derrota.
El diestro ha reunido 18 entradas y dos tercios desde entonces.
Ha tolerado ocho carreras, para 3.86 de efectividad. Ha ponchado a 17 rivales,
con seis bases por bolas. Su relación de fusilados por cada nueve episodios, el
promedio de anotaciones limpias y su rata de pasaportes mejoran lo que acumuló entre
marzo y agosto.
Son razones para la esperanza. También lo es el contraste
entre los 24 rodados y los 23 elevados que ha permitido en este lapso. A
diferencia de lo ocurrido en los meses precedentes, está pasando a más
contrincantes por la vía de los tres strikes y está limitando los batazos por
el aire, un logro crucial para quien implosionó con tres jonrones en contra
aquel malhadado 7 de agosto.
“Yo espero que Félix sea capaz de recordar la forma en que soltó
la pelota esta vez”, dijo Servais sobre la mecánica del antiguo as en su
desempeño del 20 de agosto. “La finalización de sus movimientos, su extensión
en el montículo, sacando su brazo al frente. Eso marcó una diferencia notable
en la ubicación de los envíos”.
¿Es sólo cuestión de mecánica? ¿Realmente puede reinventarse
un serpentinero que ha visto caer la velocidad de su recta de 93 a 89 millas
por hora en el último lustro?
Hay ejemplos que dan esperanza al valenciano, algunos de muy
reciente data. Son casos que permiten aceptar la idea de que Hernández, con
sólo 32 años de edad, no tiene por qué resignarse y aceptar que los buenos
tiempos terminaron.
Sabathia es el espejo que mejor refleja el caso y la posible
ruta de escape a los problemas de Hernández. Como él, devoró innings y tres
veces superó los 200 ponches. Entre 2001 y 2012 fue uno de los principales ases
de la Liga Americana, con 3.50 de efectividad y 125 de efectividad ajustada. En
ese lapso, tuvo marca de 191-102, asistió seis veces al Juego de Estrellas y ganó
el premio Cy Young.
El zurdo dejó de ser una garantía en la rotación de los
Yanquis, luego de eso. En las siguientes tres zafras, tuvo 4.81 de efectividad
y una efectividad ajustada de 83, por debajo de la media en las Mayores. Tenía
32 años de edad cuando empezó a resbalar.
Sabathia salió de aquel agujero al dejar de depender de la
recta y empezar a trabajar con sus envíos quebrados a los contrarios,
escondiendo la pelota en la puerta de atrás de los bateadores derechos y
flirteando con las esquinas. Ya no es el poderoso rival de sus mejores tiempos,
pero desde 2016 ha vuelto a ser un monticulista eficaz para Nueva York, con
3.60 de efectividad, marca de 30-21 y efectividad ajustada de 120. A los 38
años de edad, demuestra que aún le queda gasolina en el tanque.
También Justin Verlander tuvo un bajón notable entre 2013 y
2015, con especial énfasis en 2014, cuando su promedio de carreras limpias
saltó a 4.54 y fue el serpentinero con más anotaciones permitidas en la Liga
Americana.
Verlander volvió a ser candidato al Cy Young en cada una de
las siguientes tres zafras luego de eso, incluyendo esta. Fue puntal de los
Astros en la conquista de la última Serie Mundial y de nuevo lidera la rotación
de Houston en la lucha por los playoffs.
Al venezolano Aníbal Sánchez le fue todavía peor. Líder del
joven circuito con 2.57 de efectividad en 2013, perdió la brújula dos torneos
después. Sus registros entre 2015 y 2017 son casi irreconocibles, con 5.67 de
efectividad y 85 jonrones recibidos en 88 encuentros, un dato que le hermana
con su compatriota Hernández.
Sánchez fue dejado ir por los Tigres, que prefirieron
comprar la opción que quedaba en su contrato, y en el pasado Spring Training
probó suerte con los Mellizos y los Bravos. Consiguió un cupo en el staff de
Atlanta debido a los problemas físicos del brasilero Luiz Gohara, pero a partir
de allí logró recuperar su vieja forma y es uno de los mejores abridores del
manager Brian Snitker.
El nombre de Warren Spahn surge cada vez que un tirador
dominante empieza a acusar los efectos causados por la edad. Cuatro veces
lideró en abanicados la Liga Nacional y en cinco ocasiones superó las 20 victorias
con los Bravos de Boston y Milwaukee. Pero aunque ya no volvería a destacar por
sus totales de ponchados, después de los 33 años de edad afinó su capacidad
para cambiar las velocidades y engañar a los oponentes, lo que le permitió
sumar otras ocho cosechas sobre 20 triunfos y despedirse como el zurdo más
ganador de todos los tiempos, con 363 lauros.
Spahn nunca tuvo la recta de Hernández o Sabathia, pero
igualmente tuvo que transformarse. En la segunda mitad de su carrera fusiló a
menos contrincantes y recibió más cuadrangulares que en la primera mitad, pero
también entregó menos pasaportes, lo que le ayudó a reducir el daño.
El Rey Félix ha escuchado y leído sobre esto desde que se
acercaba a los 2.000 innings en las Grandes Ligas y su bola rápida perdía
potencia. Incluso admitió la necesidad de hacer un cambio, cuando despidió la
justa pasada.
“Tengo que aprender de mis errores, tratar de mantenerme
saludable y ser mejor el año próximo”, dijo en octubre a MLB.com. Ya entonces
hablaba de empezar a usar más el sinker y conseguir los outs más rápidamente, para
ir más lejos en cada encuentro.
El nuevo Hernández necesita más que eso. El sinker no ha
sido el pitcheo de los viejos tiempos, posiblemente por la merma de poder en el
brazo, y Servais ha hecho énfasis en el control y el uso del cambio y la curva
como elementos desestabilizadores del ritmo de los adversarios.
Este martes permitió un vuelacercas de Travis Jankowski en
el primer turno del primer acto. Mala señal. Ha encajado 40 bambinazos en los
42 compromisos que acumula desde 2017. Pero después de eso aceptó solamente una
rayita en 7.0 episodios. Pasó por las armas a nueve contrarios por primera vez
en la temporada. Concedió dos bases por bolas únicamente.
“No puso el pitcheo donde quería en el turno del jonrón,
pero lanzó con gran control sobre la zona después de eso”, resaltó Servais
delante de MLB.com. “Creo que su curva fue realmente efectiva”.
El nativo de Valencia asegura que su mejoría se debe a la
molestia que le ha causado este slump y su democión transitoria al bullpen.
“No he conseguido una victoria desde el 30 de junio”, relató.
“Es duro. He hecho ajustes, en su mayoría en la mecánica, pero todavía estoy enojado.
Este año ha sido difícil, este año y medio. Yo simplemente salgo y trato de
competir, competir siempre”.
Ryan fue una referencia de dominio hasta su retiro, a los 46
años de edad. Randy Johnson también colgó el guante a los 46. Ambos mantuvieron
hasta el final su perfil de grandes ponchadores.
Otros, como Spahn y Sabathia, evolucionaron y triunfaron. Es
lo que scouts, técnicos y ejecutivos de los Marineros le han pedido a
Hernández.
Tres buenas salidas es un trecho muy corto para sacar
conclusiones. Pero es un necesario soplo de aire fresco, mientras el as venezolano
intenta completar el desafío de volver a ser El Rey.

Publicado en LasMayores.com, el jueves 30 de agosto de 2018. Aquí el original.

Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

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