El Emergente

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La decisión de Miguel Cabrera

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Ignacio Serrano
Zimbio.com

Miguel Cabrera rompió el silencio sobre un tema que causaba gran
ruido. Luego de una temporada para el olvido, en la que las lesiones
exprimieron sus numeritos desde el mismo Día Inaugural, el slugger aragüeño
habló sobre su actual estadía en la lista de incapacitados, afectado por un
tirón en la corva y dolores tanto en la cadera como en la parte baja de la
espalda. Por primera vez, salió de los esquemas en los que siempre se había
manejado.

Cabrera era de esos pocos peloteros que, pese a las
dolencias, hacía lo posible por estar en el lineup. Llegó a protagonizar
episodios de asombro. Por ejemplo, la vez que, al finalizar una temporada, fue
sometido a exámenes para determinar las causas de una molestia en un pie, y los
médicos hallaron una fisura con la que el toletero derecho había estado
jugando.
No hablemos ya de lo sucedido el año pasado, cuando vio caer
sus registros a cifras insólitas para él, hasta que, una vez terminado el
campeonato, los galenos encontraron que sufría por dos hernias discales en la
parte baja de la columna, un problema que habría dejado fuera de acción a casi
cualquier otro deportista.
No, Cabrera no paró aquella vez ni en esta última
oportunidad. No se quejó ante la prensa y su desempeño, especialmente en 2017,
cayó hasta lo impensable.
Hoy, en la lista de incapacitados por un problema menor,
sorprende con esa explosión que reportó el sitio Michigan Live, asegurando que sus tiempos de jugar con molestias ya
terminaron.
Dos razones mayores aludió el nativo de Maracay: reconoce
que sus estadísticas han caído por mantenerse activo sin estar al ciento por
ciento de sus condiciones, algo obvio, y sostiene que una parte de la
fanaticada ha sido injusta hasta la crueldad, al pedirle que se retire y
criticarle por el sueldo que recibe, en medio de su producción incompleta.
“Nunca más jugaré lesionado”, aseveró. “Ellos van a
aplastarme, diciendo que debo retirarme, que estoy viejo. De ahora en adelante,
esperaré a estar bien para entrar a la alineación. Ya no más”.
Cabrera tiene razón. Jugar con dolores ha sido un esfuerzo
encomiable, si se ve desde su entrega y deseo de ayudar a los Tigres. Pero
nunca fue una buena idea.
Es cierto que el jonronero aportará a media máquina algo más
de lo que muchos bigleaguers son capaces de dar. Pero la situación puede llegar
a los extremos del torneo pasado, en que su presencia se convirtió en un peso
muerto, al punto de que su OPS ajustado fue 8 por ciento inferior a la media de
la liga.
Ese no es el verdadero Cabrera. Por más que tenga ya 35 años
de edad, su verdadero estatus se parece más al presente (.323/.407/.516, aunque
sea en apenas 26 choques) que al de hace meses (con .249/.329/.399 en 130
compromisos).
Más gana Detroit esperando a que esté recuperado. En ese
sentido, hacen bien la gerencia y el manager Ron Gardenhire al cortar de plano con
la línea de acción de Brad Ausmus, que siempre apeló al pundonor del
maracayero, en vez de cuidarlo.
También gana Cabrera. Su lugar en el Salón de la Fama no
parece en riesgo, pero sí su lugar en la historia. La experiencia demuestra que
ni siquiera un jugador tan notable como él puede mantener el ritmo cuando está
adolorido. Por eso, tiene toda la razón cuando afirma que el tiempo de saltar
lesionado al campo ya terminó.
Columna publicada en El Nacional, el viernes 18 de mayo de 2018. 

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