Esta columna es otro intento de arar en el mar. Como otras
veces, quizás no tenga eco. Pero hay que escribirla. Es lo único que puede
hacer un periodista cuando ocurre lo que hace una semana sucedió en Barquisimeto
y en Maracaibo. Cuando la violencia muestra su faz.
uno de nosotros juega un papel en la construcción de la Venezuela que casi
unánimemente soñamos.
valores en nuestros estadios. Todo lo que se haga redundará en un mejor espectáculo
e impactará hacia fuera de los parques.
insultos, las botellas volando y la actitud de ciertos peloteros y dirigentes es
reflejo del país en crisis de los últimos años. Y no es así.
ha tocado sufrir. Pero la violencia en nuestros escenarios deportivos existe
desde mucho tiempo. La final de 2000, por ejemplo, tuvo un episodio igual al
ocurrido esta vez, con un choque suspendido en Maracaibo ante una peligrosa poblada.
Y hubo pedradas en las finales de 1996 y 1991, para citar más ejemplos, al
punto de que algunos jardineros terminaron entonces patrullando el outfield con
cascos de bateo, para protegerse de los atacantes.
porque aplicó un plan coherente, que incluyó información, normas y castigos.
Hoy es muy raro ver a un pelotero, manager o coach empujar o golpear a un árbitro,
lo que se había hecho común en la década pasada. Así que es posible cambiar
conductas, actuando con coherencia y de modo propositivo. Pues bien, del mismo
modo, es menester poner en práctica una campaña que resalte en el ánimo de la
fanaticada aquello que queremos para nuestro beisbol.
invertir mayores sumas de dinero. Los equipos podrían grabar mensajes donde sus
figuras de hoy y de siempre alienten a sus seguidores a aplaudir al contrario,
a conducirse como buenos ciudadanos en las gradas y tribunas, a combatir a los
violentos. Videos en las pantallas gigantes, afiches en los accesos de los
estadios, intervenciones a través del sonido interno, eso no costaría mayor
cosa, pues se haría con el aporte de cada departamento de medios.
entrenamiento en el manejo de situaciones críticas. Pero más importante
todavía, es vital que los infractores sean efectivamente identificados y queden
fuera de los parques, para siempre. Es la sanción que permitió en Europa acabar
con los hooligans. ¿Qué estamos esperando?
equipos tratan de modo despectivo a quienes son sus socios y compañeros en un
emprendimiento que nos une como país y que es nuestro pasatiempo nacional. ¿Qué
podemos esperar, entonces, de jugadores y aficionados? La situación ha llegado a
un punto de reiteración que urge pedir una actitud institucional a todos, en
adelante y para siempre.
en cada Convención Anual, es verdad. Pero incluir este tema es vital para impedir
que la pelota se convierta en un reflejo de lo peor de nosotros como sociedad.
caracterizó al Metro de Caracas. Sólo falta asumir el compromiso de llevarlo a
cabo y que alguien en la liga se comprometa para hacerle seguimiento al
proyecto, como antes se hizo para proteger a los umpires, crear el Código de
Ética o diseñar y aplicar la Política Antidopaje.
a Venezuela en estos tiempos tan duros. Empecemos ya.
Publicado en El Nacional, el martes 31 de enero de 2017.
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Ojalá quien deba leer estas sugerencias, las lea y las pueda tomar en cuenta. empezando por quienes disfrutamos el pasatiempo del béisbol, pasando por quienes asisten a loe juegos en los 7 parques, e incluyendo por su puesto a quienes tienen poder de decisión tanto en la LVBP como en los ocho equipos que la conforman
Si los directivos de los equipos no se abocan en atacar este flagelo se les escapara de las manos ,las ideas están allí y el proceso para amoldar al fanático aunque es lento debe hacerse por el bien de su negocio que es el Béisbol