Andrés Reiner, el creador del sistema de academias de la MLB en Venezuela, hacedor de grandeligas y descubridor de decenas de estrellas, desde Melvin Mora hasta Johan Santana, falleció este jueves, en Estados Unidos
Por Ignacio Serrano
ElEmergente.com
Andrés Reiner, aquel inmigrante que llegara tan joven a La Guaira con su familia, húngaro de nacimiento y venezolano de corazón, amante del beisbol y responsable del boom de nuestra pelota en las décadas de los años 90 y 2000, murió este jueves en Estados Unidos, donde estableció su última residencia.
Reiner fue el creador del sistema de academias de la MLB en Venezuela, un proyecto que le persiguió durante años, una vez que se convirtió en scout de Grandes Ligas y descubrió que una primera etapa de formación en el propio país podría marcar la diferencia para solidificar el crecimiento de los jóvenes peloteros.
Esa idea, que finalmente le aceptaron los Astros de Houston, se convirtió en la verdadera industrialización de este deporte en la tierra de Luis Aparicio.
“Andrés Reiner siempre formará parte de nuestras vidas, sus enseñanzas, su filosofía», declaró Ronnie Blanco al periodista Alexander Mendoza. «Su presencia representó un punto de inflexión para el beisbol nuestro país. Podría hablarse de un antes y después a partir de su persona”.
Blanco es el director de Operaciones en Venezuela de los Rays, la última organización del ya legendario hombre de los diamantes, quien llegó a ser asistente de la gerencia general de los siderales, primero, y de Tampa Bay, después.
La academia de los floridanos en el centro del país fue una de sus últimas hechuras.
«Cuando me exaltaron al Salón de la Fama (de los Orioles) me llamó, lloramos juntos y me dijo: ya me puedo morir en paz», relató Melvin Mora al reportero Marcos Grunfeld. «Andrés Reiner no solo era un scout. Era un papá para todos nosotros. Hizo cosas que ni siquiera un padre hace».
Mora, Richard Hidalgo, Johan Santana, Freddy García, Bob Abreu, Carlos Guillén y decenas de otros jugadores profesionales comenzaron su camino gracias al ojo y consejo de Reiner. Y por supuesto, gracias al sistema que diseñó.
Fue un hombre de bien, un venezolano ejemplar, que deja legado y afectos.
Paz a su alma.