«No tengo miedo”, dice el joven que quiere ser como Miguel Cabrera

Fecha:

Por Ignacio
Serrano

ESPN Digital

A Kevin
Maitán sólo le justa jugar pelota. Ni siquiera es aficionado a verla por
televisión. Lo suyo es jugar. Ponerse el uniforme. Tomar rodados. Agarrar un
bate y tratar de poner la pelota en tierra de nadie.
Tenía 12
años de edad, cuando pidió a sus padres que le dejaran perseguir su sueño. No
es la noticia que se desea recibir de los hijos.
“No quería
estudiar más”, confesó el adolescente, riendo, a cuatro años de aquel episodio.
El joven
campocorto venezolano tiene motivos para mostrar el rostro iluminado que la
prensa local e internacional conoció este fin de semana, en Valencia, muy cerca
de su natal Morón.

La ciudad se
convirtió el sábado en una de las capitales de la pelota latinoamericana, al
iniciarse el proceso de firmas de Julio 2. Ubicada a 140 kilómetros de Caracas,
la cálida urbe forma con la vecina Maracay un eje de talento beisbolero en
constante ebullición.
En ese eje floreció
más de una veintena de academias de otras tantas organizaciones de la MLB, hoy
cerradas en su mayoría, mudadas a la República Dominicana debido a la situación
social, política y económica que se sufre en la tierra de Luis Aparicio.
Allí se
disputa la Liga de Verano Venezolana de Beisbol,
el novel circuito que agrupa a valores emergentes que se entrenan en centros de
formación independientes de las Grandes Ligas.
Allí han
nacido la mayoría de los peloteros venezolanos que han llegado a las mayores en
lo que va de siglo.
Allí nació
Maitán, el muchacho a quien comparan con Miguel Cabrera, Alex Rodríguez y
Robinson Canó.
Cabrera
también es de la zona. Es maracayero, y en 1999 recibió un contrato por 1,8
millones de dólares para saltar al profesional con los Marlins de Florida.
Aquel fue
un bono récord para venezolanos, que progresivamente fue incrementándose, hasta
llegar a los 2,8 millones que el lanzador Adonys Cardona consiguió con los
Azulejos de Toronto en 2010.
Maitán
trituró esa marca. Su habilidad y juego de pies en las paradas cortas; su buen
brazo, su velocidad al correr y el poder que exhibe a ambos lados del home, hicieron
que los Bravos de Atlanta se decidieran por entregarle 4,25 millones de dólares
para asegurar sus servicios, igualando el tope del dominicano Michael Ynoa para
prospectos internacionales no cubanos.
“Según lo
que nos dicen nuestros scouts, se trata del mejor jugador salido de
Latinoamérica en los últimos 10 años”, dijo el sábado el gerente general de los
indígenas, John Coppolella, explicando al diario Atlanta Journal-Constitution los motivos de tamaña inversión.
Los Bravos
también firmaron por 3,5 millones de dólares a un receptor de la zona, Abrahan
Gutiérrez, pupilo del ex bigleaguer Carlos Guillén.
En total,
seis venezolanos recibieron acuerdos de siete cifras en la primera jornada de
Julio 2, incluyendo a los paracortos Gabriel Arias (Padres de San Diego, $ 1,9
millones), Justin López (Padres, $ 1,2), Liván Soto (Bravos, $ 1,0 millón) y el
jardinero Víctor García (Cardenales de San Luis, $ 1,5 millones).
Decenas de
periodistas, agentes, ejecutivos de la gran carpa, familiares y ex figuras de
los diamantes como Guillén y Robert Pérez se dieron cita en Valencia, para una
intensa jornada de anuncios y encuentros con la prensa.
“No tengo
palabras para decir lo que tengo por dentro”, expresó Maitán, la cara más
buscada en medio del tráfago noticioso. “Estoy feliz, contento, agradecido”.
El adolescente,
formado en la academia de Henderson Martínez, a pocos kilómetros de Valencia,
quizás termine como antesalista, si su cuerpo se desarrolla más de lo previsto.
Le ocurrió al propio Cabrera, que en aquel 1999 firmó como shortstop.
“No tengo
miedo”, aseveró Maitán, tras oír las comparaciones que hacen cuando hablan de él.
“Todos esos son peloteros estrellas. Puedo llegar a ser mejor. Y si Dios
quiere, en tres o cuatro años estaré con Atlanta, en las Grandes Ligas”.
Las pocas
veces que ve beisbol por televisión es sólo para ver batear a Cabrera, su
ídolo. Cuando termina el turno, dirige su atención a otra cosa. Para él, ya está
dicho, la pelota es para jugar, no para estar de espectador.
Hay que
tener una gran convicción para avisarle a la familia lo que Maitán le dijo a
los 12 años de edad.
“Pasé tres
meses peleando con mis padres”, rió el joven, otra vez. “Henderson también
peleó con ellos, porque también les dijo que yo no iba a estudiar, que tenía
que jugar. Y mira lo que pasó: aquí estamos”.
Aquí está. Con
el futuro en sus manos, al alcance de su bate.
Incluye información aportada por Marcos
Grunfeld.

Publicado en ESPNdeportes.com, el domingo 3 de julio de 2016. Aquí el original.
Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor. Escribo sobre beisbol desde 1985. Dirijo ElEmergente.com. Soy comentarista en el circuito radial del Cardenales de Lara y en Televen, tanto en las transmisiones de la LVBP como en la MLB. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

3 COMENTARIOS

  1. Dios te bendiga hoy y siempre y te de todas las habilidades para el juego pero también la humildad y sencillez para lograr tus metas

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