Miguel Cabrera sabe que está cerca, muy cerca de alcanzar la legendaria marca de jonrones de Andrés Galarraga. Sería imposible que no lo supiera. Ha recibido mensajes desde Venezuela que saltan por encima del cerco auto impuesto para quitarse presión. No quiere pensar en marcas. Pero es inevitable.
El aragüeño se puso a sólo un cuadrangular de los 399 que Galarraga conectó en su carrera. Con un despliegue de fuerza, que incluyó dos bambinazos, salió del slump que le aquejaba en mayo y llegó a 398, este jueves.
Interrogado por MLB.com, reconoció su admiración por el astro que está por superar. Pero en lugar de apelar al lugar común, en vez de decir que los récords existen para romperse, que su enfoque está en el colectivo y no en los logros individuales, el inicialista de los Tigres da un giro inesperado sobre el momento que está por vivir en las Grandes Ligas.
«El tiempo pasa
rápido», soltó. «Siento que mi primer año fue apenas el año pasado. A
veces tengo miedo, porque no quiero dejar de jugar beisbol».
Cabrera considera que escalar hasta tan alto es también una señal de que el final está más cerca. Es una reflexión por lo menos paradójica, tratándose de alguien que luce estar en el pináculo de su trayectoria.
«¿Sabes?», preguntó al reportero de MLB.com. «Ahora mismo sólo
quisiera dejar (de envejecer). Tengo 32 (años de edad). Quisiera detener eso, porque quiero seguir jugando. El tiempo
pasa demasiado rápido. Demasiado».
Cabrera rememoró sus tiempos en Florida, cuando tenía el Dolphin Stadium por casa y veía desde el home el sitio donde cayó el memorable cuadrangular de Galarraga contra Kevin Brown, el 31 de mayo de 1997. Aunque no es oficial, se dice que ese tablazo, superior a 500 pies, es el más largo de todos los tiempos para un venezolano.
«Galarraga tenía demasiado poder», continuó Cabrera. «Es imposible hacer lo mismo que él. Dio un montón de jonrones larguísimos, de 450 y
Los Tigres emprendieron viaje fuera del Comerica Park este jueves, horas después de los dos tablazos. Es posible que el momento histórico suceda lejos de Detroit.
Cabrera sabe que el escenario poco importa. Llegar a 400 jonrones es una cosa. Dar alcance a Galarraga, un héroe deportivo nacional, es otra. Lo tiene muy claro.
ser grande en Venezuela», apuntó. «Todo el mundo se va a sentir
orgulloso de ello. Habrá muchas emociones. Pero tengo que
mantenerme enfocado en lo que debo hacer para mi equipo».
Publicado en El-Nacional.com, el jueves 14 de mayo de 2015.